Por Gustavo Insaurralde
El vicecanciller, Eduardo Zuain, realizó una visita oficial a la India, donde mantuvo una reunión de trabajo con su par de ese país, R. Swaminathan, en el marco del mecanismo de diálogo político vigente entre ambas naciones. En la reunión, se avanzó en la cooperación judicial, comercial y tecnológica. Asimismo, durante el encuentro, el viceministro expresó el deseo del gobierno y de los productores argentinos de que la India acelere los mecanismos tendientes a la apertura de su mercado para los cítricos de nuestro país.
La visita oficial de Zuain se enmarca dentro de una estrategia integral de ampliación de las vinculaciones internacionales argentinas, cuyo objetivo es diversificar las relaciones comerciales y fortalecer las relaciones con otros países en desarrollo (Taiana, 2006). No obstante, según algunos analistas de política exterior como Corigliano (2011), reconocen que esta estrategia estuvo focalizada en dos países: Rusia y China, desconsiderando a India como potencial socio estratégico.
India ha llevado a cabo una tardía aproximación a los países latinoamericanos debido a que, por muchos años, ha llevado a cabo una estrategia económica autárquica, haciendo hincapié en una estructura económica de sustitución de importaciones. Asimismo, estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (2009) reconocen que la relación América Latina-India no se fortaleció debido a los grandes costos que generan las corrientes comerciales y a la naturaleza interindustrial de la misma. Aunque las producciones latinoamericanas e indias son complementarias, las canastas exportadoras de otros países asiáticos son competitivas a las que puede ofrecer nuestra región. Con ellas, India no deja demasiado margen de maniobra para el ingreso de los productos latinoamericanos en su mercado.
Con esta lógica, Argentina no rehuye de su tradicional canasta exportadora. A pesar de que la relación comercial bilateral es superavitaria para nuestro país, el consumo indio de los productos argentinos es marginal y sigue basado en un patrón interindustrial. En otros términos, India intercambia productos industriales de baja complejidad, con un especial foco en la industria farmacéutica, mientras Argentina exporta aceite de soja en un casi 80% (Rubiolo y Baroni, 2014).
Por lo tanto, no es casual que el pedido del viceministro se focalice en productos agrícolas con poco valor agregado y, en especial, una producción propia de las economías regionales (ver “Las peras camino a China”, columna reciente del autor). Para nuestro país, la relación comercial con la India representa un claro desafío de cara al siglo XXI, un desafío para la lograr una diversificación de los países consumidores y, muy especialmente, de la canasta exportadora.