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Foto del escritorObservatorio de Política Exterior Argentina

La relación bilateral con Francia, continuidades y obstáculos


Por Gustavo Insaurralde



Con la nueva administración, la relación bilateral con Francia ha presentado un doble juego de continuidad y ruptura. Continuidad porque los preceptos de política exterior francesa han seguido las líneas tradicionales con respecto a América Latina, es decir, cooperación científica, protección de los derechos humanos y las minorías culturales –especialmente las poblaciones originarias- junto con una política de incentivos para la realización de negociaciones de empresas francesas en el Mercosur (Couffignal, 2013). La estrategia argentina parece adaptarse a estos lineamientos. Por el contrario, la ruptura se presenta a partir de las necesidades coyunturales de la administración Macri como la ampliación (o normalización) del sistema de alianzas o la necesidad de captar flujos de inversión extranjera.

No es casual, entonces, que la visita del presidente francés François Hollande haya reafirmado los preceptos de cooperación, en especial en materia científica. De acuerdo a la estrategia de política exterior francesa, la política “científica” es parte esencial en la estrategia internacional gala ya que “es un canal efectivo de dialogo político y contribuye o mantiene las relaciones exteriores cuando la diplomacia tradicional alcanza ciertos límites” (Ministerio de Asuntos Exteriores, 2013:2). De alguna manera u otra, la relación bilateral franco-argentina en estos campos ha experimentado una profusa continuidad, con menor o mayor grado de altisonancia mediática.

No obstante, la nueva administración ha estado formateando las relaciones con países europeos desde otra óptica. En primer lugar por las necesidades coyunturales de inserción y revitalización económica. A su vez, paradójicamente, como una “vuelta a la normalidad”. En otras palabras, la ruptura de la política exterior del presidente Macri se construye como una vuelta a las “relaciones tradicionales” argentinas, con el objetivo de redirigir el curso de acción internacional de las administraciones kirchneristas.

Queda claro que ambos líderes utilizaron una estrategia bastante aceitada como es la vinculación temática (Keohane y Nye, 1979; Bow, 2009). En un escenario internacional globalizado donde los asuntos militares no están jerarquizados y donde persisten diferentes canales de vinculación entre los gobiernos, los estados utilizan la vinculación temática como un mecanismo para lograr acuerdos de suma variable –es decir, de ganancia mutua- y poder controlar los resultados de tales vinculaciones. De esta manera, tanto Hollande como la administración Macri intentan conjugar tópicos disimiles para avanzar en una agenda bilateral de ganancia mutua.

A pesar de estas intenciones, la vinculación temática parece ser un recurso con poco éxito en este contexto. Francia parece tener la intención de querer invertir en nuestro país pero mira con recelo los intentos argentinos de debatir una propuesta de libre comercio con un bloque como el Mercosur cuyos miembros son sumamente competitivos en producción agroindustrial.

De esta manera, la relación bilateral con Francia representa ese doble desafío de ruptura y continuidad: conjugar una propuesta exportadora beneficiosa para ambas partes, a la vez de continuar por los senderos de la cooperación en áreas donde la relación bilateral ya esté fortalecida.

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