Por Gustavo Insaurralde
En una semana candente de la política brasilera, el ministro de Producción Francisco Cabrera se reunió con su par brasilero, el Ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Armando Monteiro. En la reunión se reactivó la Comisión Bilateral de Producción y Comercio bilateral para abordar temas de interés común.
Uno de los temas más relevantes para el ministro Cabrera y la administración macrista es la (re)activación o la modificación del acuerdo bilateral que enmarca la industria automotriz. Este acuerdo establece un flex de comercio bilateral para este sector. Esto significa que cada dólar que Argentina exporta hacia Brasil, éste último debe exportar un 1,5 en productos. Si alguna empresa brasilera sobrepasa este número, es sancionada. El sector automotor es sumamente relevante para la canasta exportadora argentina debido principalmente porque Brasil es el primer socio comercial y la industria automotriz forma parte de casi un 50% de ese comercio bilateral. De hecho, un 80% de la producción automotriz argentina está directamente vinculada al mercado brasilero. Debido a la grave situación económica del país vecino, el flujo comercial de la industria argentina está sufriendo. No obstante, el ministro se mostró optimista: “En Argentina hay suspensiones en la industria automotriz y tratamos de aguantar esta situación sabiendo que [Brasil] retomará la senda del crecimiento y la normalidad de las relaciones comerciales".
La relación bilateral se dinamiza en miras a acelerar el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Para cierta parte de la comunidad epistémica, la firma de este tipo de acuerdo funcionaría como un ancla de dinamización del bloque, que todavía se encuentra obstaculizado por elementos domésticos y que no presenta elementos comunes como la moneda común o una ciudadanía conjunta-Di Natale en La Nación por ejemplo. Por el contrario, una gran parte de la comunidad considera que la firma de este tipo de acuerdos sellaría la inserción dependiente y especializada en materias primas como defienden Peirano y Fitzpatrick en Página 12. Más allá de estas observaciones, el acuerdo empezaría a ser obstaculizado por la negativa de varios países europeos, cuyo liderazgo está representado por Francia, a comenzar las negociaciones. Estos países están preocupados por la competitividad agrícola de los países miembros del Mercosur y por los graves riesgos que estos pueden generar a los agricultores de sus respectivos países.
En última instancia, la reunión de Cabrera con Monteiro evidencia diferentes cosas. En primer lugar, los intentos de la administración macrista de sortear los conflictos domésticos brasileros para impulsar su propia agenda económica. En segundo lugar, está relacionada a tendencias históricas de la PEA: la centralidad del Mercosur en la agenda exterior y, sobre todo, la relevancia del eje argentino-brasilero para cualquier estrategia internacional argentina.