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Foto del escritorObservatorio de Política Exterior Argentina

Alianza del Pacífico: ¿Nueva inserción o inserción posible?

Por Gustavo Insaurralde

Esta semana el presidente Mauricio Macri participó de la reunión de la Alianza del Pacífico donde estuvieron presentes los presidentes latinoamericanos que forman parte de dicho bloque. Estas definiciones que ciertamente se oponen a la política de inserción económica del gobierno anterior generan ciertos resquemores entre ciertos analistas políticos. Por ejemplo, Bercovich en BAE comprende que la participación de Macri se relaciona con el “congelamiento del Mercosur”. Esto estaría relacionado a un intento de la administración macrista de liberalizar la economía y converger hacia un esquema de libre comercio similar al chileno. Otros analistas, en cambio, como Dinatale de La Nación, también entienden que este acercamiento está dirigido hacia la liberalización entre los bloques, pero suma otros factores en su análisis como la búsqueda de capitales latinoamericanos y la inserción de mercados estratégicos del otro lado de los Andes. Aunque la convergencia entre el Atlántico y el Pacífico es un dato que varios políticos y plataformas repiten como uno de los objetivos que toda política latinoamericana debe tener, no sólo a nivel económico sino también de infraestructura, parecen existir elementos estructurales que explican cierta tendencia hacia la cooperación entre los países andinos en contraposición hacia sus vecinos más grandes del Atlántico como Argentina y Brasil. Si la convergencia es un objetivo deseado de la inserción de las políticas exteriores latinoamericanas, el puntal de conflicto es sobre qué bases establecerla. A pesar de que la construcción de la Alianza del Pacífico puede ser considerada como una construcción pensada por los grandes centros de poder para aferrar a las economías latinoamericanas a esquemas de libre comercio, a nivel estructural las políticas de inserción de los países andinos miembros del AP buscan ampliar los mecanismos de integración en flujos globales de inversión y fomentar el intercambio liberado entre los suyos. De hecho si analizamos al detalle la posición estratégica de cada uno de los miembros, el foco, al menos discursivo, está puesto en dinamizar la estructura económica doméstica, basada en la extracción de recursos naturales, siempre bajo un esquema abierto. Ejemplo de ellos son los discursos del presidente electo de Perú, Pedro Pablo Kuczynsky o el discurso de aceptación de la presidencia pro-tempore de Michelle Bachellet, los cuales instan a construir un “puente de diversidad” para aumentar el comercio intrarregional entre pequeñas y medianas empresas entre el Atlántico y el Pacífico. Si bien es cierto que a nivel regional las estructuras de inserción están cambiando, los países latinoamericanos siguen pensando como objetivo ulterior fomentar la cooperación regional conjunta como puntal básico para su inserción internacional global. La administración Macri no escapa a esta dinámica, solo que la resignifica de acuerdo a su una determinada concepción de los procesos de integración. De esta manera, lo que queda cuestionar no es la convergencia hacia el Pacífico o sus objetivos de mediano plazo sino, tal vez, los preceptos por lo que esta cooperación estará cimentada.

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