Por Gustavo Insaurralde
Esta semana, Mauricio Macri dio su primer discurso como presidente en la Asamblea General de Naciones Unidas. Este discurso podría haber sido el tema semanal más importante pero fue opacado por las controversias generadas en el arco político doméstico por el tema Malvinas.
La controversia se generó debido a la serie de comentarios y desmentidas posteriores que diversos miembros de la administración de Cambiemos realizaron sobre el tema. Esto fue notable en una semana donde la actual administración fue duramente cuestionada por el acuerdo bilateral firmado entre la Canciller argentina y el vicecanciller británico Alan Duncan sobre un conjunto de temáticas y donde se establecería un marco de mayor cooperación sin mencionar la cuestión de la soberanía. Muchos analistas y referentes políticos criticaron las acciones de la actual administración. Por ejemplo, en una entrevista al diario La Nación, Juan Carlos Tokatlian entendió esta serie de entredichos como una furtiva necesidad de poder demostrar una posición ultrasoberanista, en una semana plagada de cuestionamientos recibidos por el acuerdo firmado con Duncan.
En la misma entrevista, Tokatlian define a Malvinas como un problema que recibió diversas aproximaciones que se modificaron de acuerdo a los cambios en el ejecutivo nacional. Así, mientras Alfonsín y las administraciones kirchneristas intentaron subir los costos de la ocupación, el menemismo decidió bajárselos. La administración actual, con su voluntad de negociación, parece estar más cerca de la segunda aproximación, promoviendo la cooperación, instando el diálogo bilateral y, al menos discursiva y mediáticamente, ejerciendo poca presión internacional en las organizaciones internacionales.
Aunque esta aproximación resulta bastante esquemática y no hace juego de las tonalidades y las modificaciones coyunturales (tanto domésticas como internacionales) que conformaron tales estrategias, ni tampoco indaga en la intensa producción académica sobre el tema, impulsa varios ejes de análisis interesantes.
El primero, Malvinas como clivaje político. Aunque sea un tema de política exterior ineludible por mandato constitucional, cada partido político modificó su aproximación al tema teniendo en elementos coyunturales domésticos (la política aplicada por el ejecutivo) como factores internacionales (el fin de la Guerra Fría, la necesidad de apoyos para las reformas estructurales, las fuerzas centrípetas de los procesos de integración regional, entre otros) que determinaron sus posiciones. No obstante, y a pesar de que no existen escritos comparativos sobre el tema, se podría afirmar que, a grandes rasgos, parecen no existir patrones de continuidad en el clivaje Malvinas en cada uno de los partidos políticos tradicionales.
El segundo, Malvinas como tema de política exterior. Malvinas forma parte del debate político y es un tema transversal que modifica y significa las estrategias de política internacional de los diversos gobiernos. No obstante, parece comprobarse un trayecto maleable, similar al comportamiento cíclico de la economía argentina. Es decir, Malvinas padece de un stop and go en donde cada administración visualiza, entiende y cuestiona la estrategia de su antecesor y redefine la respuesta al tema con otras políticas, desvinculando las otras. Por ello, es importante preguntarse e incentivar el debate de si esto responde a un continuo análisis de los errores de los anteriores para mejorar la respuesta a este problema, si responde a la adaptación a la coyuntura estructural del sistema internacional del momento, o si, de verdad, este stop and go representa el continuo fracaso material de las políticas anteriores (fracaso entendido como la existencia de negociaciones reales que tratan la soberanía de la islas).
Lo que sucedió esta semana está abierto a interpretaciones y se podrá juzgar de forma positiva y negativa tales controversias. Lo importante aquí es impulsar el debate, especialmente para la comunidad epistémica argentina, sobre las herramientas y posibilidades de cambios reales con respecto a este tópico ineludible de nuestra agenda internacional.