Por Mariana Aiub Robledo
Morgan Stanley Capital Investment (MSCI) es una de las firmas proveedoras de índices y herramientas para inversores institucionales más importantes. Cada año publica una revisión de los mercados internacionales en donde clasifica a los países en tres categorías: mercado desarrollado, mercado emergente, o mercado fronterizo. El pasado junio anunció la modificación del status argentino de mercado fronterizo a mercado emergente.
El enfoque utilizado por el MSCI busca reflejar los distintos puntos de vista y las prácticas de la comunidad internacional de inversión, teniendo en cuenta tanto el desarrollo económico de un país como la accesibilidad a su mercado. El marco de clasificación de los países aplicado por el MSCI está basado en tres criterios: el desarrollo económico, tamaño y liquidez del mercado, así como también el acceso al mismo. Mientras el criterio de desarrollo económico es sólo utilizado a la hora de designar a un país como mercado desarrollado, los otros dos criterios se utilizan para distinguir entre mercados emergentes y de frontera. El MSCI sólo considera elevar el status de un país a partir del momento en que los cambios en las políticas económicas del país en cuestión pueden ser vistos como irreversibles (MSCI, 2018).
En cuanto al recorrido argentino, el mismo comenzó en 1988, cuando el MSCI creó su índice e incluyó a nuestro país dentro de los mercados emergentes. Dicha clasificación se mantuvo aún a pesar de los altibajos por los que transitó la economía argentina, incluido el colapso económico-político del año 2001. En 2009, durante la primera Presidencia de Cristina Fernández, la firma internacional decidió reclasificar a la economía argentina a la categoría de mercado fronterizo. La principal razón para esto fueron las restricciones que la administración kirchnerista colocó al ingreso de divisas para la adquisición de acciones, lo que afectó el cumplimiento de uno de los criterios de MSCI, el de la accesibilidad al mercado.
En diciembre de 2015, la alianza Cambiemos asumió la Presidencia argentina y uno de sus objetivos radicó en volver a insertar a la Argentina en los mercados internacionales, promoviendo una política económica de mayor apertura respecto de la administración anterior, con el principal fin de atraer inversiones extranjeras directas. En este sentido, se levantaron los controles de capital y se permitió que el peso flotara más libremente. Por lo tanto, desde el año 2016, MSCI viene analizando la política económica aplicada por el nuevo gobierno. En junio del corriente año, luego de considerar que las medidas aplicadas son definitivas, decidió repensar el status argentino de mercado fronterizo y volver a incluirla en la categoría de mercado emergente. Dicho cambio será oficial en mayo de 2019, de acuerdo a lo comunicado por MSCI.
Ahora bien, ¿qué significa para nuestro país, volver a ser considerado un mercado emergente? En primer lugar, esto da cuenta de que la política económica aplicada por Cambiemos está surtiendo el efecto buscado: Argentina finalmente se encuentra en sintonía con las grandes instituciones del sistema financiero internacional, alcanzando en parte el objetivo propuesto por la alianza, el de reinsertar a nuestro país en los mercados globales. Si bien estas medidas son duramente cuestionadas por un amplio sector de la política nacional, lo cierto es que los más importantes inversores financieros del mundo toman en cuenta los datos de MSCI a la hora de decidir adónde se dirigirá la liquidez de sus inversiones. Y sin lugar a dudas, la decisión respecto de la Argentina implica un cambio en el panorama financiero del país, que probablemente tendrá sus efectos en el próximo año.
En segundo lugar, la recategorización mencionada cobra importancia en un contexto regional en el que las inversiones en los países vecinos de Chile, Brasil y México en 2016 disminuyeron en un 20% luego de que llegaran a su pico máximo en 2011. Si bien las inversiones en la región fueron en aumento desde aproximadamente el año 2003 hasta el año 2013, en 2014 el ingreso de capitales extranjeros comenzó a reducirse progresivamente, registrándose una disminución del 40% en nuestro país, en relación al año 2009. Esto se debe en parte, a la baja del precio internacional de los commodities, lo que genera un retraimiento en las inversiones destinadas a las actividades extractivas de la región. En este marco, es destacable la experiencia argentina, que logró recuperarse de la caída en las inversiones del año 2016, creciendo en un 253% en el año 2017 con un ingreso de 11.517 millones de dólares, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
Teniendo en cuenta lo desarrollado, sería conveniente que las medidas económicas nacionales no sólo generen las condiciones propicias para la llegada de capitales extranjeros, sino que también se orienten dichas inversiones hacia el crecimiento productivo del país, teniendo como norte el crecimiento económico sostenible. El hecho de que hayamos sido recatalogados como mercado emergente no es un valor en sí, sino que debe ser aprovechado por sus consecuencias positivas, que implican la posible llegada de más inversiones al país. Es importante, entonces, poder beneficiarnos de esta nueva oportunidad para mejorar las capacidades locales, y promover la inserción de los actores nacionales en las cadenas globales de valor.