Por Florencia Bonanno
Durante 2018, se cumplieron 27 años desde la fundación del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), proceso de integración abierto conformado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela (suspendida desde 2017), que cuenta además con la presencia de siete estados asociados. Desde 2012, la unión aduanera, logró consolidarse como la quinta economía del mundo, si se considera el Producto Interno Bruto (PIB) nominal de alrededor de 3,3 billones de dólares producido por todo el bloque (Rousseff, 2012). Asimismo, posee tres de las urbes con mayor densidad demográfica de Sudamérica -Sao Paulo, Río de Janeiro y Buenos Aires-, y se destaca como uno de los mayores líderes en el sector energético y producción de alimentos a nivel internacional (Diario El País, 2016). Ahora bien, desde hace ya algunos años, el MERCOSUR se encuentra en una fase de estancamiento político e institucional que no ha podido ser resuelto hasta entonces. La estructura interna del bloque se ha tornado poco ágil y resolutiva en comparación con otros modelos de integración actuales. En consecuencia, los Estados Partes han decidido que llegó la hora de modernizar y flexibilizar el organismo.
Nuestro país, además de haber sido uno de los miembros fundadores del MERCOSUR, ha tenido una participación activa en lo que a su liderazgo refiere históricamente. En consonancia con esto, la administración del presidente Mauricio Macri, ha establecido como uno de sus objetivos de política exterior iniciar la transformación del bloque sosteniendo que la misma es necesaria para poder afrontar desafíos globales y regionales que el escenario internacional actual presenta. Durante su gestión, Argentina asumió la presidencia pro-témpore del Mercado Común del Sur durante dos instancias. La primera fue en 2017, volviendo a adquirir nuevamente dicho rol durante la 53° “Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados” en diciembre de 2018, la cual tendrá vigencia a lo largo de todo el primer semestre de 2019.
Realizando un análisis de las declaraciones del presidente argentino durante diferentes reuniones y discursos (2017-2018), se pueden destacar cuatro ejes fundamentales que resultan prioritarios para el mandatario en relación con el MERCOSUR. Para comenzar, la reiteración por parte de Macri de flexibilizar y modernizar el bloque, postura que es compartida por parte de su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, y que fue uno de los temas abordados durante su primer encuentro el 16 de enero pasado (2019). En este sentido, ambos representantes coincidieron en la necesidad de que el MERCOSUR pase a ser una zona dinámica de libre comercio, debido a que dicho espacio “permanece muy cerrado” y el estancamiento se hace patente, yendo en contra de la dinámica internacional y perjudicando a las economías del bloque. Según el diario The Economist (2018), las exportaciones extrazona llevan diez años sin crecer, moviéndose a una tasa promedio de -2% anual en 2017 y el comercio al interior del bloque también se encuentra paralizado cayendo las ventas internas a una tasa media del 3% anual durante ese mismo año, estando lejos de poder alcanzar trayectorias sostenidas de incremento. En el caso de Argentina, el bloque representa sólo un poco más del 22% de nuestras exportaciones y un 28% para las importaciones (Ámbito Financiero, 2019), siendo cifras que no representan un aporte significativo. Asimismo, Mauricio Macri se presentó en favor de flexibilizar la resolución 32/00 del MERCOSUR, evitando que cada negociación con terceros deba hacerse en bloque y pueda realizarse bilateralmente. De ésta manera, el mandatario argentino, aseguró que se podría alcanzar una mayor vinculación con el resto de las economías del mundo, lo que a su vez sería favorable para diversificar las relaciones internacionales de nuestro país.
Un segundo punto importante, es la voluntad de Macri para lograr concretar aquellos acuerdos que están en su etapa final, pero que todavía no han podido alcanzar la firma debido a diversos desacuerdos entre los mandatarios del bloque. Entre los acuerdos comerciales extrazona más destacados se encuentran la Unión Europea, Singapur y Canadá. Para el gobierno argentino, el más relevante de los tres está relacionado con la Unión Europea, debido a la gran oportunidad que representaría ganar mayor acceso al mercado europeo así como también para sumar el apoyo de nuevos países que respalden el “posible” ingreso de Argentina a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En tercer lugar, el presidente argentino, destacó la necesidad de revisar el arancel externo común (AEC), con el objetivo de facilitar el acceso de las economías del bloque a cadenas de valor internacionales. En este sentido, el alto valor del arancel del MERCOSUR pone a países como Argentina (7,5%) y a Brasil (8%) en una situación de desventaja respecto al resto del mundo, en donde se establece que el promedio de las cargas arancelarias alcanza un 4% (Elizondo, 2019). Para Macri, el objetivo es alcanzar una disminución de los impuestos a las importaciones, especialmente en relación a los bienes difundidos (El Cronista, 2019). Además, señaló que estas rebajas arancelarias serían graduales y actuarían como tit for tat (toma y daca), es decir que se otorgarían mayores facilidades para importar, a cambio de nuevas cuotas de mercados y/o aumento de las inversiones, las cuales serían positivas para la Argentina.
Por último, el presidente argentino, expresó en reiteradas ocasiones que el bloque debía servir como espacio de diálogo para solucionar los conflictos regionales que hoy se presentan y afectan a la democracia. En este caso, el llamamiento fue contra el gobierno de Nicolás Maduro, condenando la grave crisis humanitaria que afecta a millones de venezolanos. Cabe destacar, que dicho país fue suspendido durante 2017, por motivos de ruptura democrática contrarios a los principios del bloque. En relación a esto, Mauricio Macri se ha mostrado como uno de los líderes del Cono Sur cuyo reclamo ante la comunidad internacional se ha vuelto constante. Recordemos por ejemplo, el llamamiento por el restablecimiento democrático en Venezuela realizado por el argentino durante la 73° Asamblea General de las Naciones Unidas (2018) o la denuncia ante la Corte Penal Internacional por violaciones sistemáticas a los derechos humanos en el mismo año.
En conclusión, la presidencia pro-témpore de Mauricio Macri pone a prueba la efectividad del liderazgo que el mandatario argentino pueda llegar a tener para iniciar el proceso de reformas del MERCOSUR, en el cual tanto insiste. Asimismo, representa una oportunidad para que nuestro país pueda fortalecer las relaciones regionales y diversificar las internacionales, si se aplican políticas estratégicas que logren repercutir positivamente en nuestra afectada economía.