David Manfredi
La Argentina fue designada país anfitrión de la segunda “Conferencia de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la cooperación Sur-Sur”, que se llevó a cabo en Buenos Aires desde el 20 al 22 de marzo de 2019. Desde la Cancillería se asegura que: “de forma continua y progresiva, esta modalidad de cooperación se ha constituido en parte integral de la política exterior argentina” (Cancillería, 2019). Un ejemplo de este tipo de cooperación puede verse reflejado en las relaciones argentino-sudafricanas, las cuales han crecido consistentemente en lo que va del siglo XXI.
La cooperación sur-sur es definida teóricamente como: “(…) la cooperación entre países periféricos que refiere de modo general a una cooperación política que apunta a reforzar relaciones bilaterales y/o formar coaliciones en los foros multilaterales” (Lechini, 2009:67). Este concepto nace en contraposición al eje norte-sur, tomando de manera general como “norte” a los Estados industrializados o centrales y como “sur” a países periféricos o en desarrollo. Cabe destacar que, como el concepto de sur es difuso, aún no se ha logrado un consenso único en la definición de cooperación sur-sur. Asimismo, esta puede desarrollarse en tres niveles: regional, como por ejemplo el MERCOSUR; interregional, que abarca las relaciones bilaterales, como por ejemplo las relaciones Argentina-Sudáfrica; y multilateral global, comprendiendo acciones coordinadas de países y distintos grupos de presión en el marco de los organismos internacionales (Lechini, 2009).
En el caso que se analiza, los primeros contactos entre Sudáfrica y Argentina datan de principios del siglo XX con el abastecimiento a las fuerzas inglesas en el conflicto de Inglaterra con los colonos sudafricanos, también llamado conflicto anglo-bóer. El mismo perduró hasta 1902, pero no fue hasta 1947 que las relaciones bilaterales se comenzaron a afianzar de manera formal hasta llegar, en 1960, a elevar a rango de Embajada a la legación ubicada en Pretoria (Lechini, 2006). Posteriormente, las relaciones se vieron mermadas por dos eventos: la guerra de Malvinas en 1982 y el conflicto del apartheid en 1985. Recién en 1991 se retomaron los vínculos entre estos dos países, y comenzaron a ser más fluidos a partir del siglo XXI. Como hito se puede indicar la creación de la comisión binacional entre Argentina y Sudáfrica - en adelante BICSAA - cuya negociación comenzó en 2005 y se fue perfeccionado posteriormente.
BICSAA fue suscripto el 16 de septiembre de 2005 en Nueva York en la 60º Asamblea General de la ONU, por los respectivos ministros de Relaciones Exteriores de esa época: Rafael Bielsa, por el lado argentino, y su sucedáneo sudafricano Nkozasana Dlamini. Las reuniones de la comisión son presididas por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países y se realizan de manera rotativa en Pretoria y en Buenos Aires.
Las reuniones han sido cuatro hasta la fecha; y como resultados de las mismas han surgido importantes acuerdos como, por ejemplo, el Acuerdo para el Desarrollo y Uso Pacífico de Energía Nuclear firmado en 2008 en el marco de la segunda reunión; y, en 2013, el Acuerdo de Intercambio de Información Fiscal y Asistencia Mutua en Materia Aduanera.
Dentro de lo que se denomina cooperación sur-sur, nos encontramos con el tipo de cooperación técnica o científico-tecnológica, la cual ”(…) alude a la transferencia de capacidades técnicas y administrativas (el know-how o saber-hacer) entre los propios países en desarrollo, en tanto la segunda se orienta a la realización de actividades conjuntas de investigación para promover avances científicos y tecnológicos que les permitan un desarrollo integral (…)” (Lechini, 2009). Entre estas se pueden mencionar dos ejemplos: uno se dio en materia de derechos humanos con la participación del equipo argentino de antropología forense (EAAF), cuya experiencia fue fundamental, para que junto al equipo sudafricano de personas desaparecidas se diera un importante avance para la identificación de restos humanos en fosas comunes resultado del régimen del apartheid. Desde 2012, el EAAF dicta un curso de antropología forense en la Universidad de Pretoria destinado a los especialistas del vecino continente. El otro, sucedió en 2007, con la firma de un Acuerdo de Entendimiento entre el INTA y el Agricultural Research Council en Pretoria, teniendo como consecuencia el comienzo de la siembra directa en Sudáfrica. Según el INTA, las participaciones argentinas en la “Nampo Harvest Day” - la mayor exposición agropecuaria de África Subsahariana- llevada a cabo en Sudáfrica, han crecido exponencialmente concretándose tres convenios consecutivos desde 2010 hasta 2018 (INTA, 2018).
En cuanto a las relaciones bilaterales entre Argentina y Sudáfrica en el aspecto comercial, se observa una balanza superavitaria a favor de la Argentina, cercana a 300 millones de USD (Cámara de Comercio Argentino Sudafricana, 2018). Las relaciones comerciales han variado en los últimos años. Las exportaciones argentinas han sido de 677 millones de USD en 2015, 772 millones de USD en 2016, 513 millones de USD en 2017 y 515 millones de USD en 2018. Los productos principales exportados han sido productos de origen agropecuario y vehículos, mientras que los principales rubros importados fueron minerales, metales y maquinarias.
También es relevante mencionar el acuerdo Mercosur-SACU (Unión Aduanera Sudafricana) firmado en 2008 y ratificado por sus miembros. El mismo es un acuerdo de preferencias para 1.050 posiciones arancelarias y entró en vigencia el 1 de abril de 2016. La entrada en vigor de dicho acuerdo busca promover el comercio e inversiones en el Atlántico Sur.
En lo relativo a las inversiones entre ambos países, las mismas se han expandido en forma dinámica en el curso de la presente década, abarcando diversos campos de actividad, aunque todavía se encuentran limitadas a un puñado de empresas (D’Elia, 2009).
Finalmente, se considera necesario destacar que, en el año 2016, Argentina inauguró el plan de cooperación con África, de una duración estipulada de cuatro años, con el fin de fortalecer la presencia del país en dicho continente - siendo este en el que menor representación diplomática Argentina posee- y promover nuevas oportunidades de cooperación. En su cooperación con Sudáfrica no se han visto mayores cambios. En materia comercial, el intercambio no ha sido uniforme, ya que los últimos acuerdos firmados datan de 2014. A pesar de que la relación bilateral es incipiente, posee un potencial significativo teniendo en cuenta la característica emergente de ambas economías y las complementariedades de la cooperación. De esta manera, se puede observar cómo la cooperación sur-sur permite a los Estados en desarrollo potenciar sus ventajas competitivas y beneficiarse de compartir y coordinar actividades en conjunto a partir de las capacidades de cada Parte interviniente. Asimismo, en términos contextuales, las relaciones entre Argentina y África ofrecen un mercado ávido de materias primas, así como la oportunidad de desarrollar cooperación técnica y científica al mediano y largo plazo en distintas materias.
*David Manfredi es Licenciado en Ciencia Política por la Pontificia Universidad Católica Argentina, sede Paraná.
Bibliografía
D’Elía, Carlos y Stancanelli, Néstor (2009). Argentina-Sudáfrica: Inserción en el mundo y relación bilateral. Revista del CEI. Número 16.
Fondo Argentino de Cooperación Horizontal (FO.AR) (2010). Cooperación sur-sur y triangular de la Argentina. Revista Nº10. Edición especial Bicentenario de la patria.
Lechini, Gladys (2006). Argentina y Sudáfrica: Política dual y relaciones ambiguas (1969- 1983). Argentina y África en el espejo de Brasil ¿Política por impulsos o construcción de una política exterior? Capítulo V. CLACSO, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Lechini, Gladys (2009). La cooperación sur-sur y la búsqueda de autonomía en América Latina: ¿Miro o realidad? Relaciones Internacionales. Número 12. GERI - UAM.
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