Marcia Graf Rey*
Evaluar la cooperación internacional no es una tarea sencilla, sobre todo porque existen múltiples áreas en donde se puede llevar a cabo, y además por la gran cantidad de agencias gubernamentales, ONGs y otras instituciones que intervienen. Además, para ello resulta vital poder contar con sistemas transparentes y con una gestión que esté orientada a resultados, lo cual no siempre es posible.
Ahora bien, desde la disciplina de las Relaciones Internacionales las teorías han abordado la temática de diferente manera, dejando como legado referencias conceptuales desde las cuales es posible retomar el análisis. En Argentina la cooperación se viene desarrollando desde el siglo pasado, pero a pesar de los avances que podamos identificar, persisten interrogantes sobre cómo alcanzar un verdadero desarrollo, y acerca de las posibilidades que la cooperación nos puede brindar como herramienta eficaz para cumplir con dicha tarea.
Partiendo de los postulados de la escuela realista de las Relaciones Internacionales, en principio la cooperación es posible pero no necesariamente deseable, debido a que los actores principales del sistema internacional, es decir los Estados, constantemente persiguen su propio interés y seguridad nacionales, con lo cual, recurrir a opciones cooperativas se torna más difícil, habiendo mayores incentivos para competir. En contraste, los teóricos liberales reconocen la existencia de un escenario internacional compuesto por diversos actores que interactúan en un entorno complejo e interdependiente, el cual genera una creciente demanda de cooperación (Keohane; Nye, 1977). Adicionalmente, otras explicaciones como la teoría de los juegos de Robert Axelrod (1986) indican que hay caminos para que la cooperación se produzca sin la necesidad de contar con una autoridad que obligue a las partes. Dicho autor explica que, incluso mediante la estrategia denominada “toma y daca”, la opción de cooperar surge aún entre quienes son enemigos, siempre y cuando tengan interés en los resultados de su conducta a largo plazo. Por su parte, la corriente marxista también considera que la cooperación puede ocurrir, pero plantea que el sistema presenta una profunda desigualdad entre países desarrollados y en desarrollo, que termina siendo funcional al otorgamiento de mayores ventajas para los países hegemónicos. En tanto que el enfoque constructivista considera que la cooperación no está dada, sino que se trata de una práctica formal creada por el ser humano que consiste en construir intereses y compartir compromisos, a través de normas sociales que se construyen mediante un consenso intersubjetivo, y que al mismo tiempo constituyen intereses e identidades. Y sobre esta base, el constructivismo agrega que, incluso las posiciones más egoístas, aprenden a cooperar dando paso a la creación de intereses colectivos organizados (Wendt, 1992).
Históricamente, Argentina se inició en el camino de la cooperación internacional como receptor, y en años recientes luego de ser catalogado como país de renta media alta, pasó a ser donante (Ámbito, 2018). De este modo, el país ha desarrollado un rol destacado a partir de la creación del Fondo Argentino de Cooperación Horizontal (FOAR) en marzo de 1992, que hasta 2018 ha realizado cerca de 10.800 acciones en todo el mundo; destacándose las siguientes: envío de expertos argentinos al exterior, capacitación de técnicos y profesionales extranjeros en el país y realización de seminarios internacionales. Este ha sido un tipo de cooperación más bien técnica y no financiera, denominada horizontal, y que puede bien darse a nivel bilateral como triangular. En esta tarea, también han participado organismos gubernamentales y no gubernamentales de diversas áreas y disciplinas, como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional del Agua (INA), el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) entre otros. A diferencia de otros países, Argentina no cuenta con una Agencia de cooperación, sino que esta tarea se lleva a cabo desde la Dirección General de Cooperación Internacional (DGCIN) del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (MRECIC), donde se trabaja con especial énfasis en la promoción de la cooperación a nivel federal, facilitando la participación de las provincias y municipios de la Nación, para continuar con la proyección de la Cooperación Sur-Sur y también la de tipo Triangular en América Latina y El Caribe. Por otra parte, ha habido una considerable contribución a la implementación de la Agenda 2030 (ONU, 2015) que fue acordada por los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas mediante la fijación de diecisiete Objetivos de Desarrollo (ODS) como hoja de ruta para reducir la pobreza, las desigualdades y proteger al medio ambiente desde un enfoque integral que recoge derechos, género, y sostenibilidad. En este marco, nuestro país viene trabajando en estos últimos años para implementar políticas públicas a nivel nacional y subnacional, para la consecución de los mencionados objetivos (Informe Paba, DGCIN, 2019).
La cooperación internacional ha tenido una histórica vinculación con los debates relativos al desarrollo y los módelos de cómo alcanzarlo. A pesar de los avances, el desarrollo sigue siendo una meta para Argentina, tal como se plantea en los objetivos de la ONU, más allá de los resultados positivos que pueda brindarnos la cooperación con otros países, organismos e instituciones, tanto a nivel multilateral, bilateral como regional.
Un informe de Naciones Unidas -elaborado con datos de 2016- que mide ámbitos económicos, sociales, y ambientales muestra que las áreas geográficas más desarrolladas de nuestro país son la Capital Federal, Chubut y Mendoza; ya que pese al tamaño de sus economías, tanto Córdoba como Santa Fe han quedado postergadas por la falta de elaboración de políticas públicas a nivel subnacional, dejando pendiente el desafío de elevar el nivel de desarrollo sostenible de estas provincias, y especialmente de las más rezagadas, como es el caso de Santiago del Estero (PNUDA, 2017, p.14). Al mismo tiempo, el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte que en un futuro cercano Argentina será el país más golpeado de América Latina por la actual crisis económica (OPEA, 2020).
De modo que, la cooperación internacional ya sea eficaz o no, por sí sola no alcanza, ya que tanto el desarrollo sostenible en sus respectivas dimensiones requiere de esfuerzos renovados que involucren a toda la sociedad y al conjunto de sus actores, generando intereses colectivos que den lugar a una mayor colaboración a escala nacional, en consonancia con el cumplimiento de lo pactado en los ODS, y que consideren tanto la amplitud como la heterogeneidad geográfica de nuestro país.
*Máster en Globalización, Comercio Internacional y Mercados Emergentes
REFERENCIAS
Ámbito (4/07/2018). "Para el Banco Mundial, la Argentina volvió a ser un país de altos ingresos". Recuperado 25 de junio de 2020, de https://www.ambito.com/economia/para-el-banco-mundial-la-argentina-volvio-ser-un-pais-altos-ingresos-n4026548
Axelrod, R. (1986). La evolución de la cooperación: El dilema del prisionero y la teoría de juegos. Alianza. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=224057
Cancillería Argentina (2017). Informe Paba. Dirección General de Cooperación Internacional (DGCIN) – Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la República Argentina. Disponible en: https://cancilleria.gob.ar/userfiles/ut/publicacion-paba.pdf
Keohane R.; Nye J. (1977). Power and Interdependence: World Politics in Transition. Little, Brown, and Company.
Organización de las Naciones Unidas (2015). Objetivos de Desarrollo Sostenible. Agenda 2030. Disponible en: https://www.odsargentina.gob.ar/Agenda2030
Organización de las Naciones Unidas (2017). “Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2017”, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Argentina, PNUD, 2017 pp. 184; ISBN 978-987-1560-72-1.
OPEA. (2020). Informe de Política Exterior Argentina No566. Disponible en: https://1b006612-045f-4022-aa1e-31b77a2b9514.usrfiles.com/ugd/1b0066_30bdde61fa684afab8190585834fb186.pdf
Wendt, A. (1992). Anarchy is what States Make of it: The Social Construction of Power Politics. International Organization, 46(2), pp. 391-425. JSTOR.
Comentarios