Lic. Hebe Lis Navarro
Los enfoques críticos de la seguridad internacional nos proveen herramientas analíticas que permiten incorporar los procesos discursivos y los actos de habla a los análisis de seguridad, a partir del entendimiento de la seguridad internacional como un fenómeno discursivo, social y político (Escánez Verdes-Montenegro, 2015).
De acuerdo con la teoría de seguritización, desarrollada por la Escuela de Copenague durante los años años noventa, las amenazas y la inseguridad, en general, son construcciones sociales derivadas de nuestros conocimientos y, principalmente, de los discursos que las representan como tales. A la par de esta apertura epistemológica que nos permite un marco analítico de interpretación, estamos asistiendo a una profundización y ampliación de la agenda de seguridad, incorporando otros ámbitos, como el desarrollo y el ambiente, además de los estrictamente militaristas y también la propagación de enfermedades infecciosas. Ejemplos de estas últimas son el HIV/AIDS, la crisis del SARS, el ébola o la gripe aviar. Se trata de antecedentes que fueron moldeando las formas de combate de los estados nacionales, como también -y de manera fundamental- las actuaciones técnicas y humanitarias de organismos internacionales que se consideraban neutrales y sin competencias en los temas de seguridad, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), evidenciando desde la gobernanza global un proceso retórico que asume el control de dichas enfermedades como “riesgo a la estabilidad y seguridad de los países afectados” (Karackattu & Jin, 2011).
A nivel regional, algunos países construyen un discurso público que precede a la vez que configura las formas de enfrentar la pandemia a través de un “speech act” que plantea la implementación de medidas de mitigación y prevención del virus como acciones que se enmarcan en una “guerra contra un enemigo invisible”. Dicho contexto daría lugar a una amenaza existencial que justificaría el predominio de las Fuerzas Armadas para su control. En ciertos países del Cono Sur, como Chile y Brasil, se hizo énfasis en el reforzamiento de su actuación llegando a legitimar la limitación de las libertades domésticas y el cierre de fronteras sostenidos sobre un discurso seguritizador. En Chile, se decretó el “estado de catástrofe” cuando se llegó a 238 contagios, un número cercano a la situación actual argentina. Tal medida extraordinaria se declaró para casos de "calamidad pública" e incluyó la colaboración de las Fuerzas Armadas y el despliegue de militares en las calles para resguardar el orden y la seguridad (La Nación, 2020). El presidente Sebastián Piñera designó, además, como jefes de la Defensa Nacional a 16 miembros de las Fuerzas Armadas quienes son los encargados de coordinar las acciones de resguardo del orden público, el traslado de pacientes y la protección de hospitales, entre otras tareas (CNN-Chile, 2020). En Brasil, Jair Bolsonaro, quién desempeñó una carrera militar y política alineadas a un discurso de extrema derecha, optó por reforzar la presencia de jefes militares, que ya son titulares de siete de los veinte ministerios. La decisión de remover al ministro de Salud Pública, Luiz Henrique Mandietta, por no adecuarse a dicha visión estuvo acompañada por la designación como segundo en esa cartera del General Eduardo Pazullo, quien asumió en los hechos la coordinación de la acción contra la pandemia (Albanese, 2020).
Así, la emergencia generada por la expansión del coronavirus aceleró la militarización del poder político y de las operaciones destinadas a garantizar la seguridad pública haciendo que las funciones de Defensa Nacional se entremezclen cada vez más con el mantenimiento del orden interno. Argentina, en cambio, se distanció de una retórica militarizada, haciendo frente al principal desafío que atraviesa la región y el mundo a través de un discurso sanitario, con un protagonismo importante del Ministerio de Salud en los diálogos e intercambios con el exterior. De este modo, se priorizó la salud de la población como el eje de las medidas ante el contexto de crisis en foros internacionales como el Grupo de los 20 y el Grupo de Puebla (OPEA, 2020).
¿Cómo impactan estas diferencias discursivas en las relaciones exteriores regionales? En principio, sobre las posibilidades de un mejor entendimiento en las prácticas para enfrentar el coronavirus. En segundo lugar, en las posibilidades de llegar a un acuerdo en común en torno a los objetivos de defensa que logren mejores bases de concertación en esquemas de cooperación y coordinación como el Consejo de Defensa Suramericano (CDS), limitado en su consolidación por los diferentes grados de autonomía que ostentan las Fuerzas Armadas y las diferencias respecto de lo que entiende cada país por defensa y por seguridad (Frenkel, 2016). Esto sin dejar de lado consideraciones optimistas, por ejemplo, Argentina podría proyectarse regionalmente en temas como el control civil democrático de las Fuerzas Armadas o ser un referente en cuanto a la identificación de los agentes que deben actuar en contextos críticos como el que atravesamos.
La crisis sanitaria y económica por la pandemia refuerza algunas tendencias preexistentes en cuanto al valor que se otorga a la ciencia, la salud y las fuerzas armadas por parte de los estados de la región. Las construcciones discursivas que legitiman ciertos intereses se amparan en momentos de excepcionalidad y dificultan una cosmovisión común de seguridad regional.
Bibliografía
Albanese, P. Infobae (2020). El coronavirus y la militarización del poder político en Brasil. Disponible en: https://www.infobae.com/america/opinion/2020/04/25/el-coronavirus-y-la-militarizacion-del-poder-politico-en-brasil/
CNN-Chile (2020). Designan a jefes de la defensa nacional por estado de catástrofe ante coronavirus. Disponible en: https://www.cnnchile.com/coronavirus/jefes-defensa-nacional-estado-catastrofe-coronavirus_20200319/
Escánez Verdes-Montenegro, F. J. (Junio-Septiembre de 2015). Securitización: agendas de investigación abiertas para el estudio de la seguridad. Revista UAM. Grupo de estudios de Relaciones Internacionales (GERI)(Número 29), 112-113.
Frenkel, Alejandro. (2016). Entre promesas y realidades: la UNASUR y la creación de la Escuela Suramericana de Defensa, Revista UAM. Grupo de Estudios de Relaciones Internacionales (GERI) (Número 31), 33. Disponible en: https://revistas.uam.es/index.php/relacionesinternacionales/article/view/5296/5735
Karackattu, J. T., & Jin, J. (Junio de 2011). Infectius diseases and securitization: WHO's dilemma. Biosecurity and bioterrorism: biodefense strategy, practice, and science., 9(2), 181-182.
La Nación (2020). Chile decretal el estado de catástrofe por el coronavirus y saca militaries a la calle. La Nación. Disponible en: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/chile-decreta-estado-catastrofe-coronavirus-saca-militares-nid2344694
OPEA. (2020). Informe semanal de OPEA N° 555. Disponible en: https://www.opeargentina.org/post/opea-555
Zaverucha, Jorge. Revista Nueva Sociedad 213 (enero - febrero 2008). La militarización de la seguridad pública en Brasil”. Disponible en: https://nuso.org/articulo/la-militarizacion-de-la-seguridad-publica-en-brasil/
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